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domingo, 24 de julio de 2011

Perdona, pero quiero casarme contigo;

Vuelve a sonreir, y despues aproxima lentamente a ella sus labios.
Su preciosa sonrisa cada vez más cerca. Esas palabras, además... Aún más cerca... Cada vez más.
Cierro los ojos y ya no veo nada, ni con la mente, ni con el corazón, otros días, otras épocas, el mar, los recuerdos. Nada más. Me lanzo por fin, salto y caigo entre sus brazos, y me pierdo. Entre culpa y perdón al mismo tiempo.

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